domingo

Sobre el orgullo

Es el gesto por el cual nos designamos a nosotros mismos como fuente de nuestro propio valor. Y el hombre no tiene valor más que por la participación en el Valor Absoluto: Dios.

El orgullo es la voluntad de conquista del poder. Luego la actitud verdadera es recepción, receptividad de lo Divino.

La fórmula del orgullo es: yo, por mí, para mí. Y la Verdad es: Dios, por Dios, para Dios; los demás, por los demás, para los demás.

El orgullo remeda a Dios. Mas solo Dios es Dios.

El orgullo es la reivindicación de la autonomía. Pero hay en el hombre, más interior que él mismo, alguien que lo somete. Desde el momento en que estamos “obligados”, somos dependientes.

El orgullo es multiforme y proteiforme: ambición, vanidad, presunción, cobardía, desprecio, sectarismo, diletantismo, fariseísmo, respeto humano, charlatanería: pero también timidez. Todas componen la sucesión de este principio de error y mentira.

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