Cuando los enemigos de la Iglesia, vale decir, todos aquellos cuantos se ven incapacitados de comprender las verdades de fe que en ella están contenidas, pretenden insultarla o hacer escarnio de sus principios, suelen usar los casos particulares de individuos con nombre propio que en el seno de ella caen en el error, para descalificar a la Institución de plano. Esto además de fariseo, es sencillamente irracional. Antagónico al espíritu de tolerancia que generalmente suelen blandir estos mismos detr
actores. Incluso los herejes protestantes meten su cuchara en este tema, como si ellos estuvieran libres de pecado y escándalo. Y ni que decir de los ateos.

Mas no es ellos quienes realmente nos interesan. Son aquellos fieles aún débiles en la fe los que nos preocupan. La peor consecuencia de esto no es "cambiarse de credo" -esto, de hecho es casi irrelevante si tomamos en cuenta al pie de la letra el Magisterio de Vaticano II respecto a la gracia del Espíritu Santo distribuida entre los credos. La peor consecuencia es el nihilismo.
Es cierto que el celibato sacerdotal debe ser comprendido desde su eficacia medieval en cuanto a mecanismo de acceso a la Unidad Mística con el Cordero. Un hecho espontáneo en la encrucijada del cristianismo de adpatarse al mundo a perseverar en su lucha contra este una vez concluída la persecución. Como dice P. Evdokimov: «No es ya el mundo pagano el que lucha y elimina al mártir, sino el eremita el que emprende el ataque y elimina al mundo de su propio ser». Así pues, el monaquismo no es un elemento nuevo añadido a la espiritualidad cristiana, sino un intento de preservar intacto el ideal de vida cristiana tal como se vivía al comienzo, a saber, la vida apostólica. Según Casiano, el objetivo de la vida monástica es la perfección interior del monje, pero esta perfección consiste en la caridad y no en el modo monástico de vivir en cuanto tal. El objetivo del ascetismo monástico es la oración contemplativa. Pero debemos reconocer en la figura de san Agustín (cuya vida previa a su conversión, incluida paternidad es de todos conocida) el desarrollo de un tipo original de vida comunitaria, un monaquismo clerical que fue abandonando gradualmente el objetivo contemplativo para centrarse en el ministerio pastoral. San Agustín esparció, por así decirlo, las semillas de la vida canónica, que no alcanzaría todo su florecimiento hasta el siglo XI con la aparición de los canónigos regulares. Fue entonces que se vió la finalidad práctica de conducir esta actividad pastoral con el celibato mas bien propio de la vida monástica.
Pero todo esto no podía ocurrir de espaldas a lo proclamado por el evangelio. Es concreto lo manifestado por Jesucristo: “Y sucedió que, cuando acabó Jesús estos discursos, partió de Galilea y fue a la región de Judea, al otro lado del Jordán. Le siguió mucha gente, y los curó allí. Y se le acercaron unos fariseos que, para ponerle a prueba, le dijeron: «¿Puede uno repudiar a su mujer por un motivo cualquiera?» El respondió: «¿No habéis leído que el Creador, desde el comienzo, los hizo varón y hembra, y que dijo: Por eso dejará el hombre a su padre y a su madre y se unirá a su mujer, y los dos se harán una sola carne? De manera que ya no son dos, sino una sola carne. Pues bien, lo que Dios unió no lo separe el hombre.» Dícenle: «Pues ¿por qué Moisés prescribió dar acta de divorcio y repudiarla?» Díceles: «Moisés, teniendo en cuenta la dureza de vuestro corazón, os permitió repudiar a vuestras mujeres; pero al principio no fue así. Ahora bien, os digo que quien repudie a su mujer - no por fornicación - y se case con otra, comete adulterio.» Dícenle sus discípulos: «Si tal es la condición del hombre respecto de su mujer, no trae cuenta casarse.» Pero él les dijo: «No todos entienden este lenguaje, sino aquellos a quienes se les ha concedido. Porque hay eunucos que nacieron así del seno materno, y hay eunucos que se hicieron tales a sí mismos por el Reino de los Cielos. Quien pueda entender, que entienda.» ” Mateo 19,1-12.
El término: "Sunt enim eunuchi, qui de matris utero sic nati sunt; et sunt eunuchi, qui facti sunt ab hominibus; et sunt eunuchi, qui seipsos castraverunt propter regnum caelorum. Qui potest capere, capiat", ese "hacerse eunuco a si mismo", no es otra cosa que el celibato; es decir, la limitación por propia voluntad del acto procreativo. En esta perspectiva, el celibato es un don divino (Código de Derecho Canónico c. 277), un regalo de gracia muy particular. Pero este regalo no es gratuito, debe mantenerse en amor y fidelidad a quien lo ha concedido. Por ello el cura que rompe su celibato es tan reprochable como el marido que engaña a su esposa. Tal es el grado de infidelidad a una promesa. Lo reprochable es pues traicionar un voto, cuando la Iglesia ofrece una amalgama de posibilidades de llevar una vida religiosa, sin los votos sacerdotales ni monacales. La vida laica consagrada es tan válida como la sacerdotal, y hay óptimo ejemplos de santidad en su seno. San Pablo fue el primero en recomendarla:
“En cuanto a lo que me habéis escrito, bien le está al hombre abstenerse de mujer. No obstante, por razón de la impureza, tenga cada hombre su mujer, y cada mujer su marido.” 1 Corintios 7,2-1
“No obstante, digo a los célibes y a las viudas: Bien les está quedarse como yo. Pero si no pueden contenerse, que se casen; mejor es casarse que abrasarse.” 1 Corintios 7,8-9
“Acerca de la virginidad no tengo precepto del Señor. Doy, no obstante, un consejo, como quien, por la misericordia de Dios, es digno de credito. Por tanto, pienso que es cosa buena, a causa de la necesidad presente, quedarse el hombre así. ¿Estás unido a una mujer? No busques la separación. ¿No estás unido a mujer? No la busques. Mas, si te casas, no pecas. Y, si la joven se casa, no peca. Pero todos ellos trendrán su tribulación en la carne, que yo quisiera evitaros.” 1 Corintios 7,25-28
“No obstante, digo a los célibes y a las viudas: Bien les está quedarse como yo. Pero si no pueden contenerse, que se casen; mejor es casarse que abrasarse.” 1 Corintios 7,8-9
“Acerca de la virginidad no tengo precepto del Señor. Doy, no obstante, un consejo, como quien, por la misericordia de Dios, es digno de credito. Por tanto, pienso que es cosa buena, a causa de la necesidad presente, quedarse el hombre así. ¿Estás unido a una mujer? No busques la separación. ¿No estás unido a mujer? No la busques. Mas, si te casas, no pecas. Y, si la joven se casa, no peca. Pero todos ellos trendrán su tribulación en la carne, que yo quisiera evitaros.” 1 Corintios 7,25-28
“Yo os quisiera libres de preocupaciones. El no casado se preocupa de las cosas del Señor, de cómo agradar al Señor. El casado se preocupa de las cosas del mundo, de cómo agradar a su mujer; está por tanto dividido. La mujer no casada, lo mismo que la doncella, se preocupa de las cosas del Señor, de ser santa en el cuerpo y en el espíritu. Mas la casada se preocupa de las cosas del mundo, de cómo agradar a su marido. Os digo esto para vuestro provecho, no para tenderos un lazo, sino para moveros a lo más digno y al trato asiduo con el Señor, sin división.” 1 Corintios 7,32-35
“Por tanto, el que se casa con su novia, obra bien. Y el que no se casa, obra mejor.” 1 Corintios 7,38
La vida laica consagrada y las terceras órdenes son muestras eficientes de una vida santa en el seno matrimonial.
Pero desde la perspectiva de los militantes del cristianismo, para los sacerdotes infieles y cobartes frente a sus votos sacerdotales hay un perdonque es el signo cristiano. Pero desde el fuero institucional, un reproche y una condena que no debe ser evaluada sino dentro de tal contexto. Para eso podemos referir la opinión de Mons. Cipriani; del que si bien no soy fan; debo reconocer el aporte valioso de la gran mayoría de sus prédicas.
Ahora bien, que no se valgan de eso los cuervos del templo para apedrear a la Madre Iglesia. Que eestos felones ya estan condenados de por si. Y para ello el testimonio de la vidente Olivia, quien vio el infierno y muchos curas en él : “Seguimos andando por ese ancho camino y vi hombres que venían caribajos, con la lengua afuera, se la machacaban con piedras, les quemaban las manos y pies y se la atravesaban con punzones. Lo demonios descargaban toda su ira contra estos hombres. Vi como sufrían y pregunte ¿estos quiénes son y por que sufren tanto? Y me dijo el Señor:”Son los llamados a la más alta gloria de los cielos pero la han perdido. Se han vendido y me han vendido. Ellos son mis sacerdotes. Los pecados del sacerdote son doble pena para mí, por eso su castigo es doble. Son martirizados en la lengua porque han callado mi palabra y han sido perros silenciosos, tartamudean al hablar. Se han consumido en las pasiones y llenado de mosto, vino. Para ellos la maldición y el fuego.”Vi mujeres y hombres al lado de ellos que sufrían grandes penas y pregunte ¿Quiénes son estos? Y me dijo:” Son los que han pecado con ellos. La mujer que hace caer a un sacerdote, más le valiera no haber nacido, porque es más maldita que Judas. Lo mismo el hombre que haga pecar a un sacerdote, ore ore por ellos que hay muchos que estan vivos y pueden convertirse.”
DE SPIRITU FORNICATIONIS LIBERANOS, DOMINE
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