Los
católicos aceptan la autoridad de la Iglesia y a una confiable, divinamente
protegida Tradición, mientras que los protestantes seleccionan cuáles
tradiciones son favorables para su particular gusto denominacional. Esto es
arbitrario en dos sentidos:
1. Los
protestantes no cuentan con ningún método convincente e imparcial para
determinar cuál tradición es verdadera (por ejemplo, el Canon del Nuevo
Testamento) y cuál es falsa (por ejemplo, las doctrinas marianas);
2. La noción
de autoridad, presente en cualquier noción de eclesiología protestante, es
inadecuada para el fin de proclamar con autoridad cuál tradición es verdadera,
y las bases del argumento serán recursivas, circulando sobre sí mismas.
P = Protestante.
C = Católico
P: X es una
doctrina verdadera porque es bíblica.
C: ¿De
acuerdo con la tradición de cuál denominación?
P: La
nuestra.
C: ¿Cómo
sabes que tu tradición es la verdadera, mientras que otras “tradiciones” la
contradicen?
P: Porque
nosotros somos los más bíblicos.
C: ¿Cómo
sabes que tu tradición es la más bíblica?
P: Porque
nuestra exégesis es la más amplia y consistente, de acuerdo con la clara
enseñanza de la Escritura.
C: Pero las
otras tradiciones protestantes claman por la misma superioridad.
P: Debo
decir que están equivocados.
C: ¿Cómo
sabes que están equivocados? Pensé que los protestantes eran supuestamente
tolerantes con las diferencias de unos con otros, especialmente con los temas
“menos importantes”, aun así, tu consideras equivocados a tus hermanos en
Cristo.
P: Estoy
obligado a ello debido a que los demás presentan una hermenéutica y exégesis
defectuosa, debo ser firme, por la verdad bíblica.
C: ¿Cómo
sabes que ellos tienen un método defectuoso de interpretación?
P: Por la
Escritura y el estudio lingüístico, y el consenso de los comentarios de los
estudiosos, y porque R. C. Sproul así lo dijo (teólogo calvinista).
C: Pero,
nuevamente, los otros claman por las mismas prerrogativas y aptitudes.
P: Entonces,
si ellos están equivocados, deben estar cegados por sus suposiciones
prejuiciosas o quizás, por el pecado.
C: ¿Cómo lo
sabes?
P: Porque
ellos llegan a conclusiones erróneas a partir de los claros datos bíblicos.
C:
Francamente, ese es un razonamiento circular. Pero, incluso otorgándole validez
a tu opinión, ¿de qué manera un neófito en busca de la verdad cristiana sabría
distinguir cuál es la denominación más fiel a la Biblia?
P: Aquella
que es la más bíblica…
C: Por
favor, no comiences con eso de nuevo. Todas dicen lo mismo.
P: Bien,
entonces será aquella que es apostólica y tiene su origen en la Iglesia
primitiva.
C: Entonces,
¿los Padres de la Iglesia deben ser estudiados para determinar quién basa su
tradición en la Iglesia primitiva?
P: Si, lo
supongo (frunciendo el ceño).
C: Pero,
¿qué pasaría si encontramos que la gran mayoría de los Padres de la Iglesia
tienen una opinión contraria a la tuya acerca de la doctrina X?
P: Entonces
ellos estarán en el error en ese punto.
C: ¿Cómo lo
sabes?
P:
Estudiando la Escritura.
C: Así que,
cuando todo está dicho y hecho, ¿es irrelevante lo que la Iglesia primitiva
afirmaba, los Padres de la iglesia y la Iglesia desde el año 500 a 1500?
P: No
totalmente, pero debo comparar sus creencias con la Escritura.
C: Por
consiguiente, ¿tú eres el árbitro supremo de la verdad de la Tradición
Cristiana?
P: Bueno, si
lo pones en esos términos tan directos, sí.
C: ¿No es
arrogante decir eso?
P: No tanto
como el papa y un montón de ancianos célibes con gorros y vestidos rojos cuando
me quieren decir lo que debería creer.
C: Entonces tú
te haces tu propio árbitro de la verdad de la doctrina cristiana, aún en el más
pequeño detalle, y objetas al papa que realiza un pronunciamiento infalible
aproximadamente cada cien años, ¡esto lo hace aún más irónico!, debo decir,
entonces, que obviamente eres un Súper-Papa.
P: Lo puedes
decir si quieres, nosotros lo llamamos la supremacía de la conciencia
individual.
C: ¿Así que tú
piensas que tu propia opinión individual y “conciencia” es superior al consenso
combinado de cientos de años de historia de la Iglesia, pronunciamientos
papales, Tradición apostólica, Concilios, etc.?
P: Si,
porque es una doctrina bíblica, debo denunciar cualquier “tradición de hombres”
C: En ese
sentido, ¿cómo sabes lo que corresponde a la Biblia?
P: Bueno, citaré
a Juan Calvino:
La Escritura
se legitima a sí misma, de tal manera que no es correcto probarla o razonarla…
Iluminados por su poder, nosotros creemos no por nuestro propio juicio ni por
el de nadie más, que la Escritura viene de Dios… No buscamos pruebas,… Es una
convicción que no requiere de pruebas… No hablo de otra cosa sino de lo que
cada creyente experimenta en sí mismo. [Institutes, Book I, chapter 7, section 5 / vol. 1, pp. 80-81 in
Battles/McNeill edition]
C: Eso
parece intrínsecamente excesivo, ¿y sólo porque lo dice Calvino? Aun así, ¡tú
has tratado de darme razones durante esta conversación!
P: La fe no
requiere de razones. El Espíritu Santo lo hace claro.
C: Bueno,
esa es otra bola escurridiza, me atrevería a decir que tú no sabes lo que es
realmente el Nuevo Testamento de la Escritura… El criterio calvinista no es
esencialmente diferente al de “sentir el pecho ardiendo” de los mormones como
justificación para sus creencias. Además, ¿sobre qué bases tú confías en
Calvino, cuando él contradijo a la Tradición de la Iglesia primitiva? La
Escritura no se legitima a sí misma, en el sentido de determinar su extensión y
parámetros. Esto fue claramente visto en las divergencias de la Iglesia de los
primeros siglos sobre la cuestión del Canon del Nuevo Testamento.
P: Ahí hubo
un amplio consenso entre los Padres.
C: Eso te lo
concedo… bastante amplio. Pero es necesaria más que una diferencia suficiente
para que la Iglesia, con toda autoridad, de por concluida alguna cuestión.
P: Pero Dios
guio a aquellos cristianos específicamente porque Su Palabra estaba en juego.
C: Ya es un
adelanto que consideres cristiana a la Iglesia del siglo cuarto. ¡Muchos
calvinistas y otros protestantes piensan que la Iglesia para ese entonces ya se
había salido del cauce!
P: Bueno,
eso es insensato porque el Concilio de Calcedonia, llevado a cabo en el año 451
AD, fue auténtico, así como el de Éfeso en 431.
C: Bien.
¿Entonces estás de acuerdo con que Dios guio a la Iglesia durante los primeros
siglos, más no en todos los asuntos?
P: No,
especialmente cuando ellos hablan del papado, María, los obispos, la Presencia
Real, la comunión de los santos, la penitencia, el purgatorio, la justificación
infusa, la regeneración por el bautismo, la confesión, la absolución, la
Tradición apostólica, la sucesión apostólica y muchas otras doctrinas erróneas.
C: ¿Cómo
sabes que son erróneas?
P: Porque
esas doctrinas son claramente anti-bíblicas.
C: ¿De
acuerdo a cuál denominación?
P: La
nuestra…
C: … [Se da
una palmada en la frente, estira los brazos y mira hacia al cielo
estremeciéndose en desesperación]
Y así
continúa indefinidamente esta situación. ¡A pesar de esto, los protestantes
afirman que los católicos son los que tienen un problema epistemológico!
Título: Diálogo imaginario sobre Sola Scriptura.
Autor: Dave Armstrong. 29 de noviembre de 2005.
Copyright 2005 by Dave Armstrong. All rights reserved.
Original en Inglés: Fictional Dialogue on Sola Scriptura
Traducción: Alejandro Villarreal de Biblia y Tradición, 2008.
No hay comentarios:
Publicar un comentario