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Principales autores de la tradición mística cristiana medieval

Tras la enseñanza de los santos padres sintetizadas especialmente en las tradiciones de Casiano en el Occidente, y la de San Juan Clímaco en el Oriente. En la Edad Media se formaron en Europa las escuelas que trabajan y sintetizan los elementos de aquella espiritualidad esparcida por las obras de la Edad Patrística. Siendo los fundamentales escritores de las principales escuelas los siguientes:
1° Escuela Benedictina:
En la abadía del Bec, en Normandia: S. Anselmo, (1033-1109), cuyas Meditaciones y Oraciones están llenas de piedad dogmática y afectiva a la vez; Cur Deus homo, donde se hallan sólidas consideraciones acerca de la
ofensa infinita causada a Dios por el pecado, y el poder satisfactorio de Cristo.
En la abadía de Cíteaux : S. Bernardo, (1090-1153), cuya piedad afectiva y práctica ha ejercido tanta influencia en toda la edad media, autor de trascendentales obras como : Sermones de Tempore, De Sanctis, De Diversis, In Cántica Canticorum ; De Consideratione; Tr. de Gradibus et Humilitatis et Superbioe; Liber de Diligendo Deo, etc.
En el monasterio de Rupertsberg, cerca de Bingen: Santa Hildegarda, (+ 1179), figura que ha sido revisada en la actualidad con un creciente interés por quienes ven en ella una magistral compositora de piezas musicales de carácter altamente espiritual, así como patriarca en el arte de la medicina fitoterapéutica. Ella es autora del magistral Liber divinortim operum.
En el monasterio de Helfa, en Sajonia: Santa Gertrudis la Mayor, (1256-1301), Santa Matilde de Hackeborn, (+ 1298), y Matilde de Magdeburgo, (+ 1280); sus Revelaciones, que se distinguen por una piedad sencilla y afectiva, muestran una tierna devoción al Sagrado Corazón.
En el monasterio de Alvastra, en Suecia: Santa Brígida, (1302---373), cuyas Revelaciones describen de un modo vivo y realista los misterios, y especialmente la Pasión del Señor.
En el monasterio de Castel, Alto Palatinado: Juan de Castel, autor de las sendas obras De Adhaerendo Deo (atribuido por mucho tiempo a Alberto Magno) y De lumine increato.
En Italia, S. Lorenzo Justiniano, (1380-1455), reformador de las congregaciones italianas y del clero secular, escribió muchos tratados de espiritualidad práctica:
De Compunctione et Complanctu Christianae Perfectionis ; De Vita Solitaria; De Contemptu Mundi; De Obedientiâ; De Humilitate; De Perfectionis Gradibus; De Incendio Divini Amoris; De Regimine Praelatorum.
En España, García de Cisneros (+ 1510), que, en su Ejercitatorio de la Vida Espiritual, traza un admirable plan de vida del espíritu precisamente.
2° La Escuela de San Víctor: cuyos tres principales representantes son:
Hugo, (+ 1141):
De sacramentis chrislianae fidei, De vanitate mundi, Soliloquium de arrhâ animae, De laude caritatis. De modo orandi, De amore sponsi ad sponsam, De meditando.
Ricardo,
(+ 1173):
Benjamin minor seu de praeparalione ad contemplationem, Benjamin major seu de gratiâ contemplationis, Expositio in Cántica Canticorum.
Adam,
(+ 1177): Sequentia, es considerado el poeta de esta Escuela.
Los tres parten del simbolismo del universo para llegar a Dios por la contemplación.
3o La Escuela Dominica: Espiritualidad fundada en la teología dogmática y moral, formando un cuerpo con ellas, y conciliando la oración litúrgica y la contemplación con la acción y el apostolado:
“Contemplari et contemplata aliis tradere”.
Santo Domingo,
(1170-1221), fundador del Orden de Predicadores, compuso sus Constituciones tomándolas de las de los Premonstratenses, para formar predicadores sabios que pudieran defender la religión contra los adversarios más doctos.
Alberto Magno, (1206-1280):
Commentarii in Dionysium Areopagitam, In quatuor libros Sentent, Summa theologioe, De sacrificio missae.
Santo Tomás, el Doctor Angélico
(1225-1274) trata por modo excelente todas las cuestiones importantes de ascética y de mística en sus diversos escritos, especialmente en la Suma Teológica, en los Comentarios a S. Pablo, al Cantar de los Cantares, a los Evangelios, en el opúsculo De perfectione vita spiritualis, y en el Oficio del Santísimo Sacramento, rebosante de piedad doctrinal y afectiva. Los diversos textos dispúsolos en orden lógico.
Tomas De Vallgornera: Myslica theologia D. Thomoe, Barcinone y Augustinae Taurinorum.
S. Vicente Ferrer (1346-1419): De vita spirituali, opúsculo de mano maestra que leía de continuo S. Vicente de Paúl.
Santa Catalina de Siena (1347-1380): El Diálogo; Cartas. Ensalza la Santa la misericordia divina que nos ha creado, santificado, y se muestra aun en los castigos cuyo fin es purificarnos. La mejor edición de las Obras completas es la de Girolamo Gigli, Siena, 1707.
El Maestro Eckart, O. P., (+ 1327), del que no se conservan sino fragmentos con los cuales no se puede reconstituir su doctrina, y del cual fueron condenadas muchas proposiciones, después de su muerte, por Juan XXII.
Tauler, (+ 1361), autor de Sermones que, por la doctrina elevada y la riqueza de comparaciones, herirían vivamente la imaginación de sus contemporáneos.
B. Enrique Suso, O. P., (+ 1365), cuyas obras fueron publicadas en alemán por el P. Denifle : Die Schriften des heiligen H. Suso, y en francés por el P. Thiriot : OEuvres mystiques de H. Suso, Gabalda, París, 1899.
4o Escuela Franciscana: especulativa y práctica a la vez, que parte del amor de Jesús crucificado para llevarnos al amor y a la práctica de las virtudes penosas y especialmente de la pobreza.
S. Francisco de Asis, (1181-1226): autor de
Opúsculo.
S. Buenaventura,
(1221-1274), además de sus obras teológicas, compuso muchos tratados ascéticos y místicos, especialmente: De tríplice vid (llamada también Incendium amoris), Lignum vita, Vitis mystica; el Itinerarium mentis ad Deum y el Breviloquium, colocados entre las obras teológicas encierra excelentes enseñanzas ascéticas y místicas.
El autor desconocido de las Meditationes vita Christi, obra atribuida durante mucho tiempo a S. Buenaventura, pero escrita por uno de sus discípulos, ejerció gran influencia en la Edad Media, exponiendo de un modo afectivo los misterios del Señor, especialmente la Pasión.
David de Augsburgo (+ 1271):
Formula novitiorum de exterioris hominis reformatione, De interioris hominis reformatione.
Beata Angela de Foligno
, (+ 1309): Autora del Libro de las visiones y avisos, en los que describe especialmente la transcendencia de Dios y los tormentos de Jesús.
Santa Catalina de Bolonia (1413-1463): En cuya obra Las Siete Armas Espirituales contra los Enemigos del Alma indica medios muy prácticos para vencer las tentaciones.
5o Escuela Mística Flamenca, fundada por el B. Juan Ruysbroeck, (1293-1381); sus obras principales son: Espejo de salvación eterna, El Libro de los siete sellos, Las Galas de las bodas espirituales. Es uno de los principales doctores místicos, profundo y afectuoso, cuyo lenguaje, a veces oscuro, ha menester de interpretación. Podemos considerar como discípulos suyos a los Hermanos de la vida común y a los Canónigos regulares de Windesheim, monjes especulativos, pero más prácticos y claros que el maestro. De entre ellos indicamos los siguientes:
Gerardo Groot, (+ 1384), autor de diversos opúsculos de piedad.
Florencio Radewijns, (+ 1400):
Tractatulus devotus de extirpatione vitiorum et de acquisitione verarum virtutum.
Gerardo de Zutphen:
De ascensionibus; De refomiatione virium animae.
Gerlac Peters,
(1378-1411), cuya obra principal es el Soliloquium, impreso en Colonia con el título de Ignitum cum Deo colloquium. Su doctrina es análoga a la doctrina de la Imitación.
Tomás de Kempis, (1379-1471), autor de diversos opúsculos muy piadosos, en los que se encuentran las ideas y a veces las mismas frases de la Imitación: Soliloquium animae, Hortulus rosarum, Vallis liliorum. Cántica, De elevatione mentis, Libellus spiritualis exercitii, De tribus tabernaculis. Hoy la mayor parte de los autores le atribuyen la paternidad de La Imitación de Cristo, “el libro más hermoso que ha salido de la mano de un hombre, puesto que el Evangelio no salió de ella”, y tal opinión nos parece la más probable.
Juan Mombaer o Mauburne, autor del Rosettum exercitiorum spiritualium, (1494), en el que trata de las principales cuestiones de la espiritualidad, y en particular de los métodos de meditación.
6o La Escuela Cartusiana: comprende seis autores principales :
Hugo de Balma (o de Palma), que vivió en la segunda mitad del siglo XIII, muy probablemente es el autor de la Theologia mystica atribuida durante mucho tiempo a S. Buenaventura.
Ludolfo de Sajonia o el Cartujano, (1300-1370), compuso una Vida de Nuestro Señor que influyó sobremanera en la piedad cristiana; es un libro de meditación más bien que histórico, lleno de piadosas consideraciones sacadas de los Santos Padres.
Dionisio Cartujano, el Doctor extático, (1402-1471), escribió muchos libros (44 v
ol. en 40, nueva ed. comenzada en 1896 por los Cartujos de Montreuil-surmer), entre otros, los tratados ascéticos : De arctâ via salutis et contemptu mundi, De gravitate et enormitate peccati, De conversione peccatoris, De remediis tentationum, Spéculum conversionis ; y místicos : De fonte lucis et semitis vitae, De contemplatione, De discretione spirituum, sin hablar de sus Comentarios sobre S. Dionisio.
Juan Lansperge, (+ 1539), célebre por su devoción al Sagrado Corazón; su obra principal Alloquium Christi ad animam fidelem se parece mucho a la Imitación. Los cartujos de Montreuil han reeditado sus Opuscula spiritualia.
L. Surio, (1522-1578), perfeccionó la obra de A. Lippomani acerca de las vidas de los santos publicando seis volúmenes: De probatis Sanctorum historiis, en los que manifiesta más piedad que critica histórica.
Molina el Cartujo, (1560-1612): Instrucción de sacerdotes, de la que se han hecho numerosas ediciones y traducciones; Ejercicios Espirituales, en los que trata de la excelencia y de la necesidad de la oración mental.
7° fuera de las anteriores escuelas:
Pedro d'Ailly, (1350-1420): De falsis prophetis.
Gersón, (1363-1429): escribió de casi todas las cuestiones ascéticas y místicas de un modo doctrinal y afectivo a la vez: El libro de la vida espiritual del alma; De las pasiones del alma; Las tentaciones; La conciencia escrupulosa ; La oración; La Comunión; El Monte de la contemplación ; la Teología mística especulativa y práctica ; La perfección del corazón, etc. Tiene un precioso tratadillo De parvulis ad Christum trahendis y Consideraciones acerca de S. José, por lo que se le considera como uno de los primeros en promover la devoción a este santo.
W. Hilton, (+ 1396): Scala perfectionis.
Juliana de Norwich, en Inglaterra (+ 1442):
Révélations of divine Love (Revelaciones del divino amor).
Santa Catalina de Ginebra
, (1447-1510): Dialogo del alma y del cuerpo, el amor limpio, el espíritu y la humanidad de Nuestro Señor; Tratado del Purgatorio, muy digno de consideración.

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