
De esta historia, Cristo es el principal Forjador, el Jefe de la obra. “Varones galileos, ¿qué estáis mirando al cielo? (He 1, 11). La nube que arrebató a Jesús de los ojos humanos es la misma en la que vendrá el día postrero para realizar el juicio supremo. Su significación es escatológica. Entre la Ascención y la Parusía, Jesús se encuentra en la historia y en la Eucaristía. No puede ser tocado más que bajo las especies de pan y vino. Allí está el signo eficaz de su presencia activa en el corazón de nuestros actos libres para la edificación, no solo de una ciudad terrestre más justa y más fraterna, sino para la edificación también de los nuevos cielos y la nueva tierra donde la justicia vive en plenitud (“Novos vero caelos et novam terram et promissa ipsius expectamus in quibus iustitia hábitat”; 2 Pe 3, 13).
Dios está presente en la historia por medio del Verbo encarnado, muerto, resucitado, ascendido a los cielos para llenarlo todo (Ef 4, 10).
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