domingo

Carta del sheij Al-'Arabî Ibn Ahmad al-Sharîf ad-Darqâwî

Mendigar y llevar el manto parcheado forman parte de la Vía de las gentes, Dios esté satisfecho de ellos. Sin embargo, hemos visto a muchos de los que nos frecuentan que no recuerdan a Dios tanto como a estas dos cosas. Uno de ellos tomó el Wird -letanía- de mí e inmediatamente se puso el manto parcheado pues eso era la base para pedir. Este era su objetivo conmigo. Por eso practicaba mi Wird y se ponía el manto remendado. Cuando lo vi hacer eso le dije: "Deja el manto parcheado pues no es para ti sino un capricho e invoca a tu Señor. Estás en un estado tal que hasta tu candelero te distrae. Fortalece tu luz interior, entonces, si te pones el manto parcheado o vas a pedir, eso no te perjudicará".

Sin duda que pedir y llevar el manto parcheado pueden ser dos prácticas pesadas o ligeras para el alma. Quien las encuentre ligeras debe abandonarlas. En cuanto a quien las encuentre pesadas, debe adoptarlas. No debemos elegir la dirección más fácil, ya que es gracias a lo que es más pesado que se alcanza la consagración total -ijlâs- a Dios. Y de la consagración total a Dios es de lo que tenemos necesidad. Es menester elegir la dirección en la que el grado de consagración es el mayor. Y así hasta que lo pesado y lo ligero nos sean equivalentes, lo censurable y lo loable, o que realice la consagración total cualquiera que sea su dirección. En este momento será libre, y -por Dios- el que es libre es un Santo.

Indagué en uno que había abandonado todos los apegos menos la mendicidad, el cual es el más débil de los medios de subsistencia, a causa de que no había gustado nada de lo que gusta el que ha abandonado realmente todos los apegos, y no había olido su perfume. Estaba claro para mí que la razón de ello era que permanecía apegado a los caprichos de su alma. Eso era lo que se daba a sí mismo. Si se hubiera purificado de ello, su luminosidad espiritual se hubiese fortalecido y su naturaleza humana se hubiese debilitado y habría gustado lo que gustan los Hombres, Dios esté satisfecho de ellos. Yunayd escribió a uno de sus hermanos: "A quien hace alusión a Dios mientras que él se apoya en otro que Él, Dios lo pondrá a prueba y velará Su Dhikr de su corazón y hará que éste sea solamente de lengua. Si se vuelve consciente de ello y se desprende de aquello sobre lo que se apoyaba, entonces su angustia y su aflicción le serían retiradas..."
Vuestras inteligencias no pueden concebir que un Faqir pueda dejar todo absolutamente sin entrar en la Presencia divina: eso es imposible. Aquel cuya aspiración espiritual se eleva -himma- por encima de las criaturas llega a su Creador. AlcanzarLe, es alcanzar Su Ciencia -‘ilm-. Por ello poneos en marcha con una firme resolución y abandonad cualquier cosa sobre la que os apoyéis, cualquiera que sea, y no volváis más sobre ella...

"Desgraciado el que se satisface con otro que Tú.
Está perdido quien te vuelve la espalda.
Toda cosa que dejes, puedes reemplazarla,
Pero nada reemplaza a Dios, si tú te apartas de Él.
No busco sino tu Esencia.
No busco una forma que se manifiesta,
Ni una curiosidad espiritual".

¡Qué diferencia entre quien aspira a las huríes y a los palacios, y aquel que aspira al develamiento y a la Presencia permanente! El Shayj Abû Madyan ha dicho: "Guárdate de acumular como si fuera el objetivo de tu esfuerzo, puesto que uno de los beneficios de abandonar el exterior y el interior es la ruptura de las normas. Pero nosotros no apuntamos sino a aquel que es respetuoso con lo interior y lo exterior".

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