Adveniat Regnum Tuum |
Es el Pater Noster la oración de la esperanza. Dios actúa. La historia del mundo es la historia de su Obra. El Reino es la dimensión divina de la historia y su término trascendente. Es a nuestro interior a donde Dios viene, como Iniciativa de nuestras iniciativas. El Reino se traduce en institución social, pero lo es de tal manera que su progreso solo excepcionalmente es perceptible a la observación de los sociólogos, puesto que este Reino no es la misma institución. Cuando los fariseos preguntaron a Jesús “cuándo vendría el reino de los Cielos”, oyeron de Él la siguiente respuesta: “Non venit regnum Dei cum observatione neque dicent ecce hic aut ecce illic ecce enim regnum Dei intra vos est” : No será espectacular la llegada del Reino de Dios. Ni nadie se dirá: Vedlo aquí o allí, porque el reino de Dios está dentro de vosotros”(Lc XVII, 20). Por esto pedimos que el Reino venga y no que se manifieste (cfr. Lc XIX, 11: “Haec illis audientibus adiciens dixit parabolam eo quod esset prope Hierusalem et quia existimarent quod confestim regnum Dei manifestaretur”: Ya estando cerca de Jerusalén, les parecía a ellos que el reino de Dios iba a manifestarse en seguida). El cristiano que decida dar su trabajo y su tiempo para la obra de Dios, debe saber que su fracaso, a juzgar según las apariencias, es casi seguro. El Reino se escapa a las estadísticas, pero llega desde el momento en que se recibe dentro de uno mismo. Es la misma oración y el trabajo del hombre sobrenaturalizado. Y la historia, estudiada desde el punto de vista de Cristo, es la venida del Reino.
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