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Cuerpo y alma en Santo Tomás de Aquino: hacia una antropología del cuerpo


Me parece que una de las cosas mas ridículas del vacío filosófico contemporáneo es la asunción de la llamada filosofía del cuerpo en su faceta más hedonista como un discurso válido. Entender el cuerpo -no como lugar del disfrute, como propone esta filosofía- sino como reflejo y parte de algo mas vasto se hace pues importante. En tal sentido, revisando los archiovos de mi amigo Benedicto Vidal Ruiz, transcribo un interesante ensayo sobre esta cuestión fundamental:

INTRODUCCIÓN

Toda ciencia es un saber parcial y particular de la realidad, una profundización de una parcialidad de la realidad y la especificidad de éstas, determina generalmente su complejidad. Ahora bien, dicho esto nos surge una primera dificultad: la parcialidad del conocimiento, la especificidad del conocimiento, que a la postre puede llegar a formar: especialistas. A partir de esta especificidad unilateral del conocimiento resulta iluso reflexionar y plantearse metas u objetivos de desarrollo científico y educativo desvinculando la parte del todo, de la integralidad, de la unión, del compromiso, de la naturaleza. El reconocimiento de la realidad como el todo y de la ciencia particular como profundización sobre la parte, nos da la clave para enfrentar de manera exitosa y responsable, los desafíos científicos y educativos, recogidos por una filosofía de las ciencias realista e integradora. Además, reconocerse como parte de un todo, de una realidad integrada, es una muestra de la virtud de la humildad ante la grandiosidad de la existencia creada.

Toda ciencia es directa o indirectamente antropológica y la que hoy nos reúne lo es de una manera especialísima, por lo que les invito a hacer una reflexión acerca de la persona humana, de su cuerpo y de su alma.

UNIDAD DE CUERPO Y ALMA /CUERPO Y ALMA UNO

Dentro de la historia de la filosofía clásica no son muy abundantes las reflexiones a partir del cuerpo como parte de una integralidad dignísima. De modos distintos con Platón y Descartes, vimos una separación, e incluso en el primero, un desprecio del cuerpo por sobre el alma humana, siendo para el platonismo el cuerpo una cárcel del alma.

Con Descartes se separó el cuerpo de la razón, el cuerpo de la mente, reduciendo toda realidad a contenido de la conciencia, filosofía que nos dejó como herencia la obligación de reflexionar de la manera que lo hacemos hoy: reconociendo al hombre en su justicia antropológica como una unidad dignísima e integral pues, sabemos por la filosofía aristotélico?tomista, que el hombre es una unidad substancial compuesta de dos principios fundantes: el cuerpo y el alma. El hombre es en definitiva cuerpo y alma uno. El hombre es su cuerpo y es a la vez su alma.

Aristóteles nos dice en la Ética a Nicómaco que todo lo que hacemos, lo hacemos porque queremos ser felices, y que toda finalidad particular ante la felicidad se convertía en medio para alcanzar este bien supremo, que es en definitiva el fin de la existencia.

La reflexión que les propongo no tiene que ver con hacer una filosofía de la psicomotricidad, sino que tener en cuenta la relevancia de la causa espiritual, existencial y filosófica de todas nuestras elecciones, nuestros ejercicios y movimientos corporales, entendiendo a la persona como un ser integral de espiritualidad y corporeidad, y que el cuerpo es especial objeto con el cual el alma humana se manifiesta en el mundo simbólicamente y de manera concreta. Desde este punto de vista, toda elección es un ejercicio espiritual y todo movimiento corporal, el resultado visible en el mundo de esta elección, en consecuencia todo movimiento corporal concreto, manifestación espiritual de una persona humana y como entendemos esta: poseedora de una dignidad inalienable que le hace ser persona especial y no solamente miembro de la especie humana, inteligente, con voluntad, libertad, con una irrepetible singularidad, poseedora de una aperticidad al bien y a la verdad, inclinada a la trascendencia y a la realización en el amor.

En el hombre advertimos una supremacía del alma por sobre el cuerpo, justamente porque el alma es principio esencial de vida, pero si bien existe esta supremacía, no existe un desprecio, ni menos un olvido del cuerpo al estilo platónico. Es más este cuerpo de carne y hueso se configura a causa y según su principio vital (alma vegetativa, alma sensitiva, alma racional)

Por nuestra tradición filosófica sabemos que la forma perfecciona al cuerpo, que es siempre más perfecto un cuerpo animado que uno inanimado, y en lo que respecta al hombre su cuerpo es perfeccionado por el alma, en tanto principio que organiza la materia inerte y le da vida perfecta.

Podríamos decir en términos simples que al alma y la interioridad como nota fundamental de la persona humana comunica al cuerpo las intenciones para que este las manifieste al mundo. Es por eso que es imposible que la vida provenga de la misma materia, pues de ser así todo cuerpo sería un cuerpo con vida, un cuerpo animado, y la evidencia empírica nos dice que eso no es así, pues existen cuerpo o materia inerte.

EL CUERPO

1. Toda automoción, todo ser que se mueve por sí mismo, lo hace porque posee un principio de vida que se lo permite, que para el ser humano llamamos desde Aristóteles (S. IV A.C) alma humana.

2. A través del cuerpo es como el ser humano conoce, es el cuerpo el que hace de mediador para recibir los estímulos del mundo y son ordenados luego por la inteligencia en la percepción. Ya lo dijo Aristóteles y lo reafirma Santo Tomás de Aquino ?Nada hay en la mente que no halla estado en los sentidos?.

3. El cuerpo es el mediador entre la intimidad, este microcosmos que es el hombre y el mundo. Todo movimiento, todo gesto voluntario, es manifestación de un alma, de una intimidad, de un principio organizador de materia.

4. El cuerpo se mueve, gesticula, se expresa porque hay un alma que quiere expresarse, una intimidad que le está manifestando algo intencionalmente al mundo.

5. El cuerpo, no es una materia que se mueve por reacciones químicas, sino que es automoción por motivación, por libertad, por autodeterminación. Cada movimiento voluntario es un gesto, un símbolo (carácter simbólico del gesto), que no debe ser visto como un accidente, sino que por el contrario como algo esencial del hombre.

6. Todo movimiento voluntario es libertad y expresión integral de una unidad substancial corporal-espiritual, es un signo de un sentimiento, no es un hecho que deba ser analizado como aislado, sino que es un efecto de una causa espiritual.

7. A través del cuerpo, la persona se manifiesta como una en presencia en el mundo, en la realidad, manifiesta amistad, cariño, acompañamiento, alegría, sonrisas, semblantes que muchas veces pueden incluso desmentir las palabras; el cuerpo se transforma así en un objeto especial entre los objetos: en un objeto con dignidad, en una realidad digna, pues está dotado de un principio espiritual que le organiza, que le mueve. Esta intimidad se manifiesta en el mundo nos lleva a decir con seguridad, que todos los movimientos voluntarios son movimiento espiritualmente libres y manifestación expresiva de un alma.

8. En la cotidianeidad vemos la importancia del cuerpo material, no podríamos reconocernos unos a otros si no fuera por el cuerpo, mi primera manera de conocer en el mundo es a través del cuerpo de estar entre las cosas, una relación afectiva exige la participación del cuerpo.

9. El cuerpo del hombre es siempre manifestación material del alma inmaterial, y más específicamente aún, las acciones voluntarias son signos evidentes y libres ejecutados por el cuerpo material de su alma inmaterial.

10. Libremente el hombre puede expresarse, hacer el bien e incluso tener acciones habituales excelentes las que se denominan virtudes o cualidades humanas; la lealtad, la sinceridad, la bondad, la justicia, además de los sentimientos más nobles y sublimes, las virtudes más excelentes, exigen actos, ejercicios, movimientos, acciones, se exige una participación total del cuerpo, además de la teoría. (Necesito que esté conmigo, quisiera que estuvieras aquí, necesito su abrazo, mírame a los ojos, acompáñame, etc.)

11. Incluso la autoridad depende de la presencia de la persona, la confianza depende de la presencia, del estar allí.

Lo esencial es reconocer la integralidad, la inseparabilidad del cuerpo del alma, del ser humano, por lo tanto no se trabaja con alguno de esos elementos sino que con toda la persona.

DESAFÍOS DE LA PSICOMOTRICIDAD COMO UN SABER INTEGRADOR DE LA PERSONA HUMANA

1. Si la psicomotricidad hoy reflexiona acerca de sus alcances en la salud y en la educación, debe comenzar reflexionando antropológicamente a través de una filosofía de la educación, acerca del sujeto de la educación con preguntas como: ¿A quién estoy educando?: Una persona humana ¿Qué características tiene? ¿Son todas iguales?

Toda educación tiene como conditio sine qua non una reflexión antropológica y filosófica de los actores que componen el proceso.

2. La psicomotricidad juega un papel importante en el plano de la construcción de la personalidad humana y las intervenciones psicomotoras deben tener en cuenta este aspecto psicológico fundamental. El lenguaje, la afectividad, la interrelación, la comunicación es la manifestación simbólica del cuerpo en el mundo, y deben ser tomadas en cuenta como algo fundamental pues ya que están presentes también a la hora de la intervención.

3. Estas reflexiones aparentemente pueden parecer lejanas al tema que hoy nos reúne, si es que la mirada está centrada en la ejecución de la técnica. Pero el desafío de todas las ciencias particulares hoy es humanizarse, personalizarse; entender que los sujetos de la intervención poseen características espirituales especialísimas y esenciales que son vocaciones naturales humanas, orientaciones, motivaciones connaturales, esenciales, intrínsecas, constituyentes de la naturaleza humana.
El hombre no es el mundo, Dios no es el mundo, el hombre es un ser-en-el-mundo, manifiesta su ser existente a través de su cuerpo en este macrocosmos. La persona no podría ser tal, si no tuviera un cuerpo, pues la persona no es pura espiritualidad es una unidad substancial compuesta de dos principios fundantes. Otros seres vivos también se mueven, pero no voluntariamente, sino que por instinto o reflejo, sin embargo el hombre se mueve voluntariamente porque se expresa en ese movimiento y la expresión es una intención personal e íntima. La persona es el ser que va más allá de ella, permaneciendo en ella, es una creación perfectísima, ningún otro ser puede existir íntimamente y expresar en una manifestación libre su interioridad, sus sentimientos y virtudes a los otros, he ahí su dignidad.

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