domingo

Signos míticos de lo cotidiano.

LO COMUN ES SAGRADO

¿Hay un significado oculto de los hechos cotidianos? ¿podemos descifrar el arcano de estos de un modo análogo al que algunos recurren para interpretar los sueños?
El asunto implica necesariamente una sacralización de lo inocuo, o por lo menos su elevación a la senda de lo significante. Pero, con todo, no es ni muy novedoso ni tan irrelevante para la tradición y el folclore mas puro. Los buenos y los malos agüeros de ciertos signos arbitrarios forman hace mucho parte ya de nuestros ritos cotidianos. Recordemos de un lado los famosos atributos de la buena esposa pregonados por el "Ananga ranga", entre los cuales se destacaba la capacidad que deberían poseer éstas para interpretar las señales del día a día, como el hecho de encontrarse un balde lleno en la acera, o cruzarse con una vieja picada de viruelas como señales de un día o una semana mas o menos favorable según el caso. Recordemos también que no son pocos entre los nuestros que adjudican al "raje" el hecho que le ardan las orejas, o que la visita de determinado insecto (polilla, libélula, moscardón) es signo irrevocable de visitas futuras, dinero o mala nueva, según.
Ya mito, ya inconsciente colectivo, subrayar la relevancia de lo aparente y cotidiano es manifestar la existencia de otra realidad , mucho mas "real", o por lo menos mas perfecta.
Esta aprehensión de lo sensible tal vez no encaje con el "
determinismo causal" mecánico y frío de los modales de Laplace, sino mas bien con la causalidad sagrada de acuerdo a los esquemas de santo Tomás de Aquino, en el que solamente lo "extra intelectual", lo "profundo", lo que halla sentido solo desde la fe, es el secreto motor de todo cuanto existe o se mueve, incluso a nivel celular. Solo entonces el absurdo no es absurdo, porque hasta la ciencia halla allí el freno, en el límite de sus teoremas.
Así, la interpretación de los signos cotidianos, como la interpretación de los sueños, halla sentido en la "revelación", que no es otra forma de la intuición , en su cualidad de atributo divino misericordemente concedido al alma sensible y pura. Al alma que ha trascendido la estorbosa frontera del intelecto.
Y es entonces que unicamente no son algunos y arbitrarios hechos los que pueden ser leídos a partir de esta conexión en lo Profundo, en la Causa Primera, en el Ser, sino que es toda la realidad en su conjunto la que allí se revela. Porque todo lo que nos rodea no es sino verdad aparente, y cada cosa puede ser llamada sin temor "interrogante". Interrogante o jeroglífico, solo visible a la Luz del inmenso diccionario de la Verdad que es la Causa Increada.
"Mi reino no es de este mundo" dice el Señor. Lo dice porque la Realidad es el vasto diccionario de la Causa Increada donde no hay mas apariencia.

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